Mundo Pan y Pan
Después de titularme de ingeniero mecánico de la Universidad Técnica del Estado en el año 1977 con una cesantía de más del 20% en el país, logré un contrato de trabajo en Química Alfa. Luego de 3 años, en 1980-81, con los ahorros, arreglé un local comercial pequeño pensando en independizarme con un local de fiambrería. En el transcurso del tiempo que pasé trabajando en los arreglos de este local, supe de un industrial panadero, entonces pensé “¿Por qué yo no?”. De pan no sabía nada, lo único que sabía era comerlo, pero no se me quitó la idea de la cabeza.
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Yo sólo contaba con una camioneta. Tuve la suerte de encontrar a Antonio Castaño, un proveedor de maquinaria que confió en el proyecto y me fió un monto importante de dinero en maquinaria. En parte de pago le entregué lo único que tenía, mi camioneta. Por la compra del equipo vino Carlos Venegas, el técnico que me enseñó a fabricar el famoso “pan batido” o también llamado “marraqueta”, era una marraqueta muy diferente a la que se conocía en Villa Alemana. Siempre agradeceré la confianza y enseñanza que depositaron en mí.
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Antes de la inauguración entré en la fábrica de letras para mandar a imprimir el nombre "La Central", saliendo del local pensé en "Pan y Pan" y me devolví para cambiarlo. Ellos accedieron a pesar de ya estar pagadas.
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El comienzo fue un 4 de mayo con pruebas de fabricación y regalando pan. Este día acudió mucha gente. Luego, un 5 de mayo de 1981, fui el primero de mi familia en empezar con la emblemática Panadería Pan y Pan. El día de la inauguración oficial, el primer cliente demoró más de 2 horas en comprar pan y obtener la boleta N⁰1, que aún guardo. No imaginaba lo que vendería las próximas semanas. En ese tiempo la mejor red social para promocionar eran las mismas personas y el boca a boca. Otro panadero y yo no dábamos abasto para llenar las cajoneras con pan, pero la gente fue paciente. Se vendió literalmente “como pan caliente”, ya que el pan salía y salía del horno sin parar. Gracias a esto pude pagar la deuda que, por el alza del dólar, había subido al doble y me permitió no quebrar como muchos industriales sí lo hicieron. Sin darme cuenta estaba cambiando la forma de hacer la marraqueta en Villa Alemana, se mejoró la calidad en general y esto atrajo al público.
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Siempre quise ampliar los horizontes y gracias al éxito, logré abrir sucursales en Viña del Mar, Quilpué, Quillota y Calera.
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Inspirado en la cultura de pan que se tiene en Europa, hoy estamos incursionando en la masa madre. Queremos expandirlo en Villa Alemana. Con esto volvemos a la antigua cultura y tradición del pan, siendo, además, más saludable. Creo fielmente en que el futuro del pan está en el pasado.
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Finalmente, agradezco a todos los fieles clientes que por años nos visitan y a todos los que han colaborado durante todo este tiempo.
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HRV